Las Runas: un conjunto de caracteres utilizados por los antiguos pueblos germánicos, también conocido como el alfabeto del destino.
Las Runas, Aldo Drudi y AC50.
Las Runas adornaban los barcos vikingos como símbolos supersticiosos y siempre han sido cuestionadas como auspicios. De la extracción de tres Runas surge la respuesta a la pregunta «¿sí o no?». De hecho, el término Runas deriva del nórdico run-, que significa «secreto, susurro».
Aldo Drudi ha resumido todo esto en un casco: runas, viaje, superstición, experiencia, enriquecimiento, destino.
Y así, la idea de los gráficos de Aldo parte del sueño de viajar por nuevos caminos que recorrer y experiencias que vivir.
El viaje, sin embargo, también trae consigo los miedos más profundos, inherentes al ser humano. Al igual que los vikingos, que fueron los primeros en enfrentarse a los mares y las tierras inhóspitas del Gran Norte, marcando sus barcos con estos símbolos protectores, Aldo quiso proteger la empresa AC50, enriqueciendo los gráficos de los cascos con tres runas. He aquí su significado.
- Raido el talismán protector para viajeros que les acompaña paso a paso para enfrentarse a los miedos y los retos más duros.
- Algiz la protección que se combina con Raido para aumentar su eficacia. Algiz o Alce, animal noble e incansable cuyos cuernos son capaces de defender a su rebaño y resistir las dificultades.
- Vegvisir (runa de Thor), talismán escandinavo de protección también conocido como brújula rúnica. La palabra significa «marcador»: antiguas leyendas cuentan que los vikingos islandeses dibujaban este símbolo en sus barcos para no perder el rumbo y saber navegar bajo todas las condiciones meteorológicas.
El AC50 necesita todo esto y representa todo esto.
Drudi, sin embargo, no se detuvo en el significado simbólico: las runas del casco se convierten en los elementos para definir las zonas de color.
- Blanco, la unión de todos los colores, representa la libertad, la paz, la purificación, un nuevo comienzo. El blanco es la luz del sueño que guía las elecciones.
- Rojo, el color de los coches de carreras italianos, de los enormes rompehielos noruegos del Gran Norte.
- Negro, la ausencia de color, que se mezcla con el carbono para acompañar al Vegvisir. Los vikingos lo dibujaron en la quilla de madera, Drudi lo trazó en la calota de fibra de los cascos Acerbis Tarmak.
Gráficos ricos en contenido y significado. Aldo Drudi, maestro de la imaginación y la creatividad, ha comprendido e interpretado plenamente el espíritu del proyecto AC50. El último toque: se han insertado dos «A» en la mentonera para recordar el casco que utilizaban los guerreros en el pasado.
Viaje, superstición, experiencia, enriquecimiento, libertad, desafío.
Los pilotos del AC50 están preparados para sacar las tres Runas como señal premonitoria de su aventura con AC50.
Antes de hacerlo, se pondrán el casco, personalizado con sus propias iniciales en la parte posterior de la calota.
¡Que comience la aventura!
Moto y piloto. Una pareja inseparable. Acerbis siempre ha vestido y protegido a ambos, con plásticos, ropa y accesorios. Dos mundos que no tienen sentido el uno sin el otro, pero que en Acerbis siempre han visto cómo sus respectivos I+D trabajaban en paralelo, sin que nunca surgiera la oportunidad de una cooperación real.
El proyecto AC50, en cambio, ha demostrado desde el principio que puede encarnar ese proyecto «global» capaz de aunar las competencias de todos en aras de la consecución de un objetivo común: llevar el AC50 a un récord mundial con pilotos que conduzcan con la máxima seguridad, comodidad y estilo.
AC50, un punto de inflexión entre los grandes éxitos del pasado y el futuro que aguarda a la empresa, ha permitido acercar a los ingenieros y diseñadores de OEM (Original Equipment Manufacture) a la División Motorsport; la primera especializada en el diseño y la producción de depósitos y la segunda en accesorios y ropa.
OEM ha ideado un diseño extremadamente original, y los diseñadores de la División Motorsport han producido una colección cápsula completamente original para la ocasión. Nuevos materiales, formas, ajuste y mayor protección.
Al fin y al cabo, el reto que el AC50 ha decidido asumir pondrá a prueba el trabajo de los ingenieros del proyecto, llevará al límite a los medios mecánicos y expondrá a los pilotos a todo tipo de condiciones meteorológicas.
Miles de kilómetros sobre el sillín exigen prendas de alto rendimiento. La tecnicidad por sí sola no basta. De ahí la elección de nuevos tejidos junto con diferentes técnicas de construcción y el deseo preciso de lograr la máxima seguridad y protección sin tener que sacrificar en lo más mínimo la comodidad y el diseño.
Los pilotos del AC50 llevarán el nuevo casco sport-touring de carbono Tarmak, con homologación ECE2206, gráficos Drudi Performance (ver contenido 7) y ropa especialmente diseñada: Chaqueta AC50 CE (dos versiones: una ventilada y otra no wind, guantes AC50, vaqueros técnicos ON ROAD doble clase A. En los pies de los tres pilotos están las conocidas zapatillas Step:
https://www.acerbis.com/en/motorsport/dual-road/boots/0023928
calzado técnico de gran éxito, protector pero también muy cómodo y ergonómico, adecuado para largas jornadas sobre el sillín. Invisible, pero en contacto con la piel de Alicia, Andrea y Maurizio, también estará la ropa interior técnica Dual Road
https://www.acerbis.com/en/motorsport/dual-road/underwear
que les protegerá del frío y del viento. Y, teniendo en cuenta el larguísimo viaje y las muchas horas que pasarán en el sillín, no podía faltar ropa impermeable.
https://www.acerbis.com/it/motorsport/dual-road/antipioggia
Por último, para los pilotos y todo el personal que seguirá el intento de récord mundial, también habrá una gran cantidad de ropa de ocio que ya forma parte de la colección Acerbis..
https://www.acerbis.com/en/motorsport/dual-road/casual
Ahora sólo queda que los pilotos cierren sus maletas y esperar ansiosos la salida.
Reino Unido
Londres
Baker Street
1914
Un hombre, elegantemente vestido, pasea por una de las calles más concurridas de Londres. Los gritos de un vendedor en la esquina de Dorset Street llaman su atención. Se detiene y, con un penique, compra la última edición de The Times. Retrocede un poco y empieza a hojearlo.
“Se buscan hombres para un viaje arriesgado. Poca paga, frío glacial, largas horas de oscuridad total. Incertidumbre y regreso incierto”. E. H. Shackleton
El explorador británico busca una tripulación para la Expedición a la Antártida del Endurance, un barco destinado a pasar a la historia, para hacer la crónica de la más épica y maravillosa de las exploraciones del Hombre. Su Viaje sólo tenía una certeza: lo desconocido.
Mauritania
Chinguetti
En algún lugar del desierto más grande del mundo
2023
El piloto de AC50 Andrea Rastrelli está de pie sobre las estriberas de su moto de rally con el acelerador totalmente abierto. Un vistazo al libro de ruta, después de la última duna, un derrape a la izquierda y de nuevo abre gas. Cada metro es territorio nuevo e inexplorado. La esencia del desafío y la aventura. Parece perdido en ninguna parte, pero en realidad, en su mente, el destino está claro: Dakar.
Hay personas que, ante los sueños y las pasiones, saben sacar el niño curioso que hay en cada uno de nosotros. La pasión de Andrea por los motores, las motos y las aventuras no tiene límites y le ha llevado a bordo de la AC50. Esta vez no habrá arena esperando a Andrea, sino un largo camino hacia el Gran Norte y una hazaña nunca antes intentada.
El 10 de junio de 2023 bajará la visera del casco.
Será el comienzo de un sueño en el que una visión se hará realidad.
“Se buscan hombres o mujeres para un viaje largo y arriesgado. Frío, calor, viento y lluvia garantizados. Largas horas sobre el sillín. Regreso, sólo después de miles y miles de kilómetros y, con suerte, con un Récord del Mundo en el bolsillo.»
La Acrópolis, el Partenón de Grecia, los acueductos romanos, el Coliseo, las pirámides de Egipto, la Gran Muralla China. Son sólo algunos ejemplos del ingenio y la habilidad de los antiguos ingenieros civiles y militares.
Hoy, al admirar el trabajo de los ingenieros de Acerbis, el pensamiento se dirige naturalmente no sólo a esas increíbles obras, sino también a los antiguos talleres donde había profesionales capaces de dar forma concreta a ideas geniales. Hoy, como entonces, los ingenieros, depositarios de antiguos conocimientos, siguen cada etapa del desarrollo de un proyecto.
Fabio Angeli, Ingeniero de Proyectos de AC50, capaz de combinar la fase de cálculo con la práctica, el trabajo manual con el análisis estratégico.
Cuando te sales de los esquemas trillados para embarcarte en un viaje hacia lo desconocido, vuelves a los tiempos antiguos, a los miedos de la humanidad, a los retos que todo ello conlleva. Hacer lo que nunca se ha hecho antes implica que hay que utilizar una mentalidad revolucionaria.
El valor de enfrentarse, de exponerse, de experimentar.
Fabio Angeli, gracias al método y al conocimiento del proceso de producción adquiridos en Acerbis, eleva la visión del AC50 al prototipo de fibra de vidrio que Maurizio Vettor pilotó durante 304 vueltas en Castelletto di Branduzzo y consigue que a partir del prototipo se logre el primer depósito Acerbis de PA6 de moldeado rotacional.
A través de las manos, cada niño atesora las primeras exploraciones de la naturaleza; el trabajo de las manos se convertirá en la manifestación del genio humano.
304 vueltas.
¡Trescientas cuatro! ¡300! ¡4! ¿Está claro?
Me llamo Maurizio Vettor y estoy orgulloso de esta cifra.
De hecho, estas tres cifras representan el número de vueltas que he conseguido dar con el AC50 en un solo día de pruebas, a lo largo del sinuoso Circuito de Castelletto.
Una cantidad de kilómetros inesperada, en cierto modo, loca, absurda.
Trescientas vueltas y pico. Una cifra absolutamente fuera de escala para todos los aspectos implicados: temperaturas, pesos, volúmenes, pista, incógnitas, fatiga física y mental.
Treinta. Me atrevería a decir, ¡cincuenta vueltas! Ése era el número que todos esperábamos en total, aunque, en el fondo, sabíamos que un proyecto excéntrico como el AC50 era perfecto para incluirlo en el almanaque de los retos excelentes: aquellos, para ser claros, que debido a una extraña y misteriosa mezcla de componentes, independientemente del tema, la duración, lo que está en juego, liberan endorfinas épicas, un momento tras otro. En resumen, el tipo de retos que, incluso antes de darse a conocer oficialmente y revelarse al gran público, han generado muchos otros.
Y así fue aquel día, después de ver que la tabla de vueltas llegaba a 50, me deslicé involuntariamente hacia una nueva dimensión y conmigo todo el equipo presente. La dimensión de los retos dentro de los retos, los imprevistos. «¿Llegaremos a 70? ¿Intentamos llegar a 100? ¿Llegaremos a 150? ¿Intentamos 190?» Y así sucesivamente. Llegamos a 304.
Pero empecemos por el principio de la historia.
Oí hablar del AC50 cuando no era más que un boceto en una hoja de papel, y para alguien de mi profesión seguir todas las etapas de un proyecto es sumamente gratificante. Si además te ofrecen la oportunidad de supervisar la validación del vehículo, su desarrollo dinámico (en la pista y en la carretera) y conducirlo en un intento de conquistar un récord mundial, entonces te das cuenta de que lo mejor está aún por llegar.
La belleza también conlleva fatiga física: frío extremo, calor extremo, sabañones en los dedos y sudor. Y así, 304 da paso también a 1500, los kilómetros de pruebas de resistencia en carretera a través de un bucle de 100 km que se extiende entre los valles bergamascos y el lago de Iseo.
Se trata de una experiencia muy valiosa para mí, tanto a nivel profesional como humano. La posibilidad de desarrollar un vehículo, de poner a prueba mi físico y mi mente, de trabajar en un equipo de profesionales, son el combustible de esta reacción mágica llamada ¡desafío! ¿Cincuenta? No, no, empecemos a escribir la historia: ¡que sean 304! ¡Trescientas cuatro! ¡300! ¡4! ¿Está claro?
Me llamo Maurizio Vettor, en la vida soy periodista, piloto, probador, tengo hambre de experiencias extremas y visionarias, pero sobre todo estoy orgulloso de este número: ¡304!
Un proyecto como el AC50 combina pragmatismo y abstracción, ingeniería y poesía, destreza manual y automatización. Ha llegado el momento de entrar en una nueva dimensión, atestada de números, controles y cálculos. El modelado 3D, como leíste el lunes pasado, está listo para el siguiente paso: ¡la construcción del molde que permitirá a Acerbis el Viaje AC50!
La mente corre de forma natural hacia un nuevo paralelismo: al igual que un largo viaje en moto requiere una planificación cuidadosa, también debe estudiarse detenidamente la trayectoria que sigue la fresa al retirar las virutas de aluminio del bloque.
El molde rotacional es una especie de rompecabezas tridimensional, cuyo número de piezas viene determinado por la complejidad de las formas. En el caso del AC50, el molde está dividido en cuatro partes, lo que hace necesario fresar otros tantos bloques de aluminio. Cuatro, un número propicio, porque según la numerología, el 4 es el número de la concreción, el orden, la precisión y la seguridad. Los bloques AC50 detuvieron la aguja de la báscula en unos impresionantes 2.744,5 kg. Cuatro inmensos monolitos están ahí, esperando a ser mecanizados, modelados, cincelados por los centros de mecanizado CNC de cinco ejes. Una precisión milimétrica capaz de contar la historia del sueño de algunos hombres de alcanzar un récord mundial que nunca se ha intentado. Los ángulos rectos se disuelven y las curvas dibujan el AC50.
Una vez finalizado el fresado, llega el momento del taller, para la construcción del bastidor final que permite mover las carcasas. «¡Es un molde para un Récord Mundial y el mayor molde para una moto jamás construido!». Estas son las palabras de Mattia Cancelli, Renato Paganessi y Enzo Modica, los técnicos del Taller OEM Acerbis, cuya gran profesionalidad y experiencia, sumadas a una gran destreza manual, permiten la producción de más de 70 moldes al año. El AC50 también es un reto para ellos. En sus rostros se pueden leer sonrisas, asombro y determinación. Esto es Acerbis.
De un ángulo a infinitas intersecciones.
De uno a infinito.
El ruido acompaña a la vida, pero ¿qué ruido hace el diseño?
Sin esta actividad, nada puede hacerse realidad.
Sin el diseño, incluso el AC50 se habría quedado en un hermoso sueño.
Pero entonces, ¿cómo se hace realidad un proyecto así?
En los años dorados, existían los llamados «Chapistas». Eran artesanos altamente especializados en modelar carrocerías de automóviles completamente a mano, como hacían los escultores del Renacimiento, teniendo como único equipo un juego de martillos, un trozo de tronco de árbol, un saco de arena, unas tijeras y una superficie de trabajo de hierro: un talento que elevó la carrocería a la categoría de arte.
Massimo Assolari es Director del Área CAD, con más de 25 años de experiencia y miles de depósitos diseñados. Para todos sus colegas, es simplemente As. Es el enlace entre el taller de moldeado y el CNC que fresa los moldes, y presta apoyo a Ingeniería. Es una especie de artesano tecnológico que busca la perfección en cada detalle. «AC50 tiene una complejidad de superficies que nunca antes había encontrado. La funcionalidad siempre debe seguir a la belleza y yo busco la perfección en cada estilo de superficie».
Nuestra aventura nos cuenta que un buen día, de madrugada, la hilera de luces del techo de la oficina de diseño de Acerbis se iluminó, los monitores recuperaron sus colores y el clic frenético del ratón empezó a trazar miles de líneas y puntos.
Y nuevas superficies, las del AC50, se unieron, se conectaron, se entrecruzaron.
¿Qué ruido hace el diseño?
Clic, clic… ¡y el ratón corre en línea recta, a toda velocidad, hacia el récord!
‘Qué quedará de estos años ochenta…’ repetía una vieja canción.
Bueno, sin duda, los años dorados de las carreras más bellas y míticas en los desiertos del mundo y de los primeros depósitos sobredimensionados firmados por Acerbis. Distancias larguísimas y mecánicas bajo tensión: los componentes de las motos llevados al límite. Y así, los depósitos Acerbis demostraron su éxito gracias a múltiples factores, como la resistencia a los impactos y la total libertad de formas, una cualidad peculiar del moldeado rotacional que permite maximizar la capacidad con respecto a las dimensiones totales. Desde aquellas primeras aventuras increíbles, nuestro saber hacer ha crecido en muchas direcciones y hoy somos capaces de ponernos aún más a prueba, diseñando lo que antes ni siquiera se había pensado. Una aventura visionaria que no traiciona una de nuestras características: la búsqueda continua de nuevos retos.
El equipo Acerbis, reforzado por lo que ha aprendido en la pista de carreras, está pasando al siguiente nivel. Al frente del proyecto, Mapo Carrara – Director Técnico, con más de 30 años de experiencia, adquirida en Acerbis entre Dakar, 6 Días y Campeonatos del Mundo de Enduro: «La primera vez que oí hablar de este proyecto, casi pensé que era una broma. Alcanzar el objetivo del que me habló Antonio Sironi [Jefe del Proyecto AC50] parecía imposible. El Departamento Técnico empezó con un análisis de la distribución del volumen para comprobar la viabilidad del proyecto y luego continuó los estudios en el departamento de Modelado. El AC50 es un reto nuevo y casi increíble”.
Estamos en el punto de inflexión.
Este contenido te ofrece una base importante en el descubrimiento de este proyecto, tan envuelto en misterio. Mientras lees estas palabras, tal vez te preguntes cómo el AC50 puede ser a la vez un viaje lleno de aventuras y encarnar el espíritu más recio de las carreras. Sólo lo comprenderás en junio, cuando se dé la salida. Pero puedes estar seguro: tanto si te gusta viajar como si eres un amante de la competición y el rendimiento, este proyecto nuestro te conquistará. En AC50 encontrarás todo lo que siempre has visto en Acerbis, pero con características diferentes. Queremos conquistar un récord mundial, llegar tan lejos como nos permitan nuestras fuerzas y la mecánica de nuestra moto.
La caja sigue llena de piezas. Están ahí, esparcidas al azar y hacen que el puzzle esté incompleto. Algunos fragmentos, sin embargo, han conseguido recomponer parte del cuadro y empiezan a darnos algunas pistas valiosas.
Veámoslas juntos: el récord, una moto, el norte, el estilo de Acerbis y el Viaje.
La imagen del lugar de llegada, ese punto lejano hacia el que nos gustaría avanzar, empieza a adquirir rasgos algo más claros.
Distancia y kilómetros. Dos palabras que parecen no poder vivir la una sin la otra, pero en realidad una distancia puede recorrerse de mil maneras, incluso sin moverse un centímetro.
Pero ¿cuál es este reto?
Aún no podemos explicarte todas las piezas del puzle porque nosotros también seguimos recorriendo kilómetros, probando, afinando, perfeccionando, para llegar preparados al día de la salida. Un récord requiere precisión, fiabilidad, meticulosidad y te recuerda cómo a menudo los detalles marcan la diferencia.
Mira el puzzle. ¿Ves también una moto con bonitas gráficas, tres colores, una larga carretera, el equipo con el que te reúnes, los tres corredores con ropa técnica nueva, un casco Drudi Performance y sus miradas dirigidas hacia el norte?
La distancia a recorrer será impresionante, pero ¿estamos seguros de que esa será la auténtica protagonista?
El puzzle está ahí, aún por completar y todavía quedan muchas piezas, pero la lectura de cada nuevo contenido te acercará cada vez más al 10 de junio, ¡el día de la partida!
A qué estás esperando. ¡Inscríbete!
Sin pasar por las presentaciones, ni siquiera por el principio, el pensamiento corre directo, a toda velocidad, hacia una imagen. Aldo ha concebido y diseñado los gráficos de los cascos y monos de los pilotos más famosos del mundo. Hablamos de leyendas como Michael Doohan y Kevin Schwantz. Drudi ha imaginado las libreas de las motos más rápidas y victoriosas del planeta.
Diseñador, diseñador gráfico de fantasía, motorista.
A él se le confiaron los tres colores del proyecto AC50: rojo, blanco y negro. Se le confiaron estas tres palabras y la visión del proyecto AC50. Tiene la tarea de crear los gráficos que envolverán los cascos Acerbis y que se llevarán para intentar nuestro Record Mundial.
El rojo: el color de la constancia, de la energía, del movimiento. El rojo es el color de las carreras en Italia, pero también el del gran Norte, el de los rompehielos noruegos.
El blanco: el color del crecimiento, de la apertura, del silencio, del frío.
El negro: el color no-color. Poderoso, abrumador. El negro es también el color de los capós de los coches de rally de los años 70.
Tres colores. Miles de evocaciones.
Y así es como los rotuladores, lápices y trazos de Aldo se agitan en busca del gráfico perfecto. Su imaginación va perdiendo contacto con la tierra, explorando nuevos límites, hacia destinos desconocidos.
Nuestro viaje, ahora, es también el de Aldo Drudi.
“Que haya muchas mañanas de verano” decía Kavafis y que nuestros colores, recogidos en sus gráficos, sean vencedores.
A qué estás esperando. ¡Inscribete!